Otro problema
que se plantea en torno a la libertad es el problema ético o moral donde
Aristóteles se plantea ¿es posible conciliar el orden natural con el orden
moral? si todos los procesos están orientados hacia un fin, Aristóteles
considera que el hombre debe orientarse hacia una finalidad y esa finalidad no
es otra que la felicidad; pero a diferencia con los otros procesos de la
naturaleza, en el hombre es necesaria la
intervención de una virtud: la voluntad. Por lo que distingue sus acciones en
involuntarias propias de la coacción o de la ignorancia y las voluntarias propias de sus acciones que no son
coaccionadas. Partiendo de esta idea una acción moral es aquella en la que
confluyen dos dimensiones, por un lado la propia acción voluntaria que es la
libertad de la voluntad y, por otra, la
de elegir libremente las distintas opciones que se nos presenten lo que se
resume en el libre albedrío o la libre elección.
Desde
esta perspectiva el hombre sólo es libre cuando actúa acorde a su racionalidad,
como consecuencia de esto el hombre sabio, es aquel, que se inclina de manera
natural a hacer el bien.
Una
persona que no es capaz de frenar o dominar sus caprichos o tendencias hacia lo
fácil acabará siendo esclavo de sus pasiones. La libertad moral no se centra
tanto en tener esas inclinaciones como en ser tenido por ellas, ya que somos animales pero en virtud de nuestro dominio esto nos
hace racionales. Una virtud que no se enseña pero que si se aprende. La
libertad no es hacer lo que uno quiera sino en hacer lo que uno debe.
Desde el
punto de vista epistemológico, la libertad puede entenderse como la disyuntiva
entre ser libres o no respecto a nuestra naturaleza humana o por otro lado la
de ser libres o no frente a los demás. Hobbes planteaba que la libertad es la
situación en la cual uno no es restringido por otros. Kant habla de la capacidad
que tiene el ser humano para obrar según las leyes de la razón fuera de las
leyes naturales. Sostiene que la razón teórica no puede demostrar la existencia
de la libertad porque sólo puede ser capaz de alcanzar el mundo de los
fenómenos, o el mundo en el que todo está sometido a la Ley de la causalidad y
como consecuencia todo sucede por causas naturales. Pero, desde la razón
práctica Kant dice que si las acciones de las personas están determinadas por
causas naturales o que carecen de libertad no se les puede atribuir
responsabilidad alguna, ni por supuesto es posible la conducta moral; porque la
libertad es la condición de la posibilidad de la moral y la moralidad es la que
nos muestra la libertad. Kant apela a la libertad de la voluntad al dirigir
nuestra conducta hacia en una dirección determinada, la cual no admite la
trascendencia de realidades predeterminadas. La voluntad es el verdadero Yo del
ser.
Jean Paul
Sastre decía que estamos condenados a ser libres ya que no podemos escapar al
hecho existencial de escoger entre una o más opciones porque estamos sometidos
a la responsabilidad que viene dada por el libre albedrío. Esta capacidad de
elegir entre lo bueno y lo malo, lo perfecto o lo imperfecto…nos lleva a una
infinidad o angustia permanente.
Hoy en
día la libertad quizá sea el valor más estimado, pero ¿conocemos verdaderamente
sus límites?
Heidegger
se refiere a la libertad en sentido ontológico, con el nombre de libertad
trascendental la cual se podría describir como la apertura intencional del
espíritu humano a la totalidad del ser lo que le concede a uno la facultad de
entender y de querer. En el momento en que se activan y potencian estas facultades
se hace posible que el hombre se relacione con las cosas conociéndolas y
queriéndolas. Esto no significa que lo conozca o quiera todo pero sí que todo
lo pueda conocer o querer.
Heidegger
plantea que el ser humano no está encerrado dentro de los límites de su ser
natural o físico sino que está abierto a la totalidad de lo real que lo definen
como persona, como un yo a través de la inteligencia y la voluntad.
Nosotros no hemos elegido libremente
ser libres, es algo con lo que nos encontramos. En esta libertad electiva la
vida está en nuestras manos, está nos obliga a tomar decisiones, opciones en la
que la vida se pone en juego. Ortega y Gasset habla de una vida escrita a golpe
de libertad que no está prescrita por la naturaleza o el destino.
La
mayoría de las opciones o decisiones es cierto que se presentan como
alternativas. Pero la libertad es real cuando nos comprometemos con una de las
opciones y por consecuencia rechazamos las demás que hemos desechado;
consumimos la libertad pero no la perdemos la ganamos porque al elegir lo
hacemos en un acto de libertad. Bien es verdad, que nuestras decisiones son revocables pero lo que no es revocable es
el tiempo. En la vida hay que arriesgarse y tomar decisiones, equivocadas o no, sino serán
las circunstancias las que viven y rigen nuestras vidas siendo incapaces de
tomar el timón de nuestro obrar en libertad.
Continuará…
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